martes, 8 de enero de 2013

5 lágrimas

Cinco, sólo cinco lágrimas te dedicaré infeliz.  Dijo ella al cerrar fuerte la puerta de su casa.  Caminó con pasos enérgicos, con determinación hacía la habitación que muchas veces cobijó la pasíon ardiente entre sus venas, al llegar sus manos tomaron las ropas que solía arrancar del cuerpo de su amante, arrojándolas por la ventana pensó que así podrían borrarse las caricias recibidas de su piel. Rompiendo los espejos creyó destruir una historia...

Por su mejilla rodaba la primer lágrima, daba la impresión de arder como ácido en la piel, dolía tanto dentro que había que sacarla.  Una primer lágrima, recorrió la comisura de su sonrisa, bajo lentamente por su cuello, haciendo el recorrido que una y otra vez sus labios hicieron en otras circunstancias.  Al bajar a su pecho se evaporó, su corazón ardía.  Era una bomba, la rabia y la tristeza se debatian en una pelea a muerte en su interior.  Su mente era invadida: toda clase de recuerdos, historias, imágenes se superponían una a otra, causando un malestar evidente.  Justo en ese momento rompió el espejo:  Reflejaba una realidad distorsionada.

Una primer lágrima, menciono Raquel -es lo más que puedes esperar- expresó dirigiéndose a una vieja fotografía.

-Sabías que no tenía futuro, sólo te engañabas.  El mundo de rosas y felicidad que imaginabas, era solo eso, un cuadro más de los que has pintado como refugio a la nefasta realidad que compartías, ese principe azul que construiste con "amor" disfrazado de justificaciones y disculpas. Y no te juzgo.  El comienzo fue tan mágico, querías que todo fuera así, sin dejar de lado esa magia... y no resultó, caíste en la magia de la fantasía y las mentiras, te mentías a ti misma.  Hiciste una burbuja a tu alrededor.
Todos hablaban al respecto... tu escuchaste que te decían que no convenía, que no era una buena idea que nada bueno saldría de eso. hiciste caso omiso -  Una voz en en interior de Raquel le recriminó fuertemente.

En ese momento Raquel recordó cada una de las veces que le habia hechado de menos, en cada ocasión especial que hubiera querido compartir con él, cada vez que necesitaba un abrazo que nunca recibió de su parte, cada vez que le negó el apoyo, una palabra un sentimiento.  Y lo agradeció, eran menos recuerdos compartidos, sólo hacía más pequeña la lista de cosas a olvidar...

Fue una segunda lágrima...


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