jueves, 16 de abril de 2015

En alguna plática reparé sobre un fenómeno que nos pasa a algunas mujeres que entramos en contacto con las corrientes feministas.

Cada historia de vida es diferente, cada experiencia es distinta y tiene un impacto que cambia la forma en la que seguimos escribiendo nuestras propias historias, con tintes de nueva consciencia, adquirida en el punto que haya sido necesaria.

No siempre buscamos, no siempre cuestionamos, no siempre nos cuestionamos nuestra historia.  A veces vamos tan rápido viviendo, trabajando, estudiando, comprando.  Que no hay tiempo para hacer un alto en el camino y pensar hacia donde vamos. 

Yo nunca había cuestionado mi educación machista y misógina dada por otras mujeres, donde hay que ser guapa para gustar, delgada para agradar, hacendosa para servir, y sumisa para ser protegida, hasta hace unos años.  Si, la psicología tuvo mucho que ver.  

Educada en una familia harto tradicionalista,  religiosa, mocha y de provincia.  Con tías abuelas solteronas y fanáticas religiosas.  Aprendí a tortear, a cocinar, a subir una bastilla, a pegar botones, a remendar calcetines, a calentar tortillas, a servir comida, a atender a un hombre, a barrer, trapear, sacudir, planchar, lavar ropa.  Lo básico para ser mujer (o chacha, como quieran verlo.)  Al final, es algo necesario, lo que no es necesario es el enfoque con el que me fue inculcado:  Servir como mujer, dirigir un hogar.  

Cuando comencé a descubrir que es violencia, y desde donde somos violentadas las mujeres, me jodió. Me jodió ver que somos victimas de nuestra crianza, estamos condenadas desde que nacemos mujeres, con un kit de juegos de té, cocinetas, bebés y cunas, historias de princesas rescatadas por principes azules.brillo labial, pequeñas zapatillas con tacones.  Aunque poco a poco se han cambiado esos sistemas duales, dicotómicos y excluyentes.

El proceso reeducativo, de transformación y reasignación de valores, la toma de consciencia no es sencillo, porque tenemos que cuestionarnos a nosotras mismas, a quienes nos rodean, a la sociedad, las instituciones.

Tal vez haya muchas fases, cada proceso es distinto.  Pero hay muchas emociones encontradas: impotencia, coraje, dudas, tristeza. Durante la reconstrucción de la identidad, es cuestión de trabajo arduo, reflexión.  No hay de otra. A veces nos da por llorar, por caernos.  Por caer en círculos viciosos, relaciones violentas, enfrascarnos, aislarnos.

Si nos causa conflicto, nos incomoda, nos impulsa a movernos, a cambiarnos, a reconstruirnos, a remover lo que nos pesa y nos esclaviza.  Nos da las alas a la libertad de asumirnos como mujeres, como las mujeres que queremos ser.



sábado, 21 de marzo de 2015

No vengas a mi oído con palabras recicladas,
con sentimientos absurdos,
ni tu alma vacía.

Evita que rechace tu aroma,
porque lo has contaminado con otras compañías,
con otros olores,

No me cuentes las historias que yo ya he escrito,
ni utilices argumentos que ya hemos escuchado.
No ocultes bajo la alfombra, ni tras la puerta.
Porque tu mirada todo me revela.

Tus ojos dicen lo que tu boca calla.
Entre líneas revelas lo que forzadamente escondes.
No eres nuevo en las artes escurridizas,
no soy nueva en el oficio del detective.

miércoles, 11 de febrero de 2015

La vida, las plantas y los jardínes

Hoy coseché los primeros frutos de mi cosecha.
Me gustan las metáforas,  pero hoy si hablo de algo tangible.  Recién comencé con esto de la cosecha para autoconsumo, cultivar tus plantas, comer más sano.  Tener las especies frescas para cocinar, o hacer un té,  o un remedio, o algo para curar un alma vieja y gastada.

Simplemente cultivar, tener algo aromático en casa.  Ver vida entre los ladrillos, verde entre el asfalto.  Como un escape, un oasis.  Una terapia que genera vida, recicla la energía. Restituye almas, construye vida. Se tejen las plantas como se teje el alma

Sobre política y sexualidad

Políticas sexuales - sexualidad política
posición política - posición sexual
sexo en la política - política previo al sexo
protocolos políticos - protocolos sexuales
Discursos para convencerte de  que te cojan ellxs
preferencia política - preferencia sexual
Elección - Erección
Eliges por quien votar - Eliges con quien rebotar
gobernante/pueblo - amo/esclavo

La política y la sexualidad tienen un  mismo origen de fondo: Poder.

El ejercicio de la sexualidad ha estado sujeto al control y regulación social.  La familia, la sociedad y la iglesia con base en una idiosincrasia judeo-cristiana crearon mecanismos donde la función del coito debe ser única y exclusivamente con fines reproductivos, condenando los métodos de anticoncepción, las relaciones homosexuales, la elección de no procrear, o interrumpir el embarazo. En primera instancia la educación en el seno familiar suele formar mujeres-objeto  y hombres-sujeto.

Una mujer- objeto de reglas, prohibiciones, normas, decretos, obligaciones, servidumbre.  Mujer objeto de deseo, abnegada al placer y a la elección.  Mujer con envidia del falo. Madre-esposa-esclava.

La complejidad de dejar colgado el paquete con el que nos paren: dolor, una escoba, algunas muñecas y trastes.  Después vendrán las muñecas estilizadas, con medidas exuberantes y calzando tacones imposibles, perfectas, moldeadas y deseables.  Nos educan a la doble jornada, a la doble moral, lo que tus hermanos si pueden hacer y lo que tú, no debes hacer.  Nos enseñan que papá manda y nosotras obedecemos.  Que hay que servir al hombre, que primero coma él, porque el merece más.

Los medios nos bombardean con mujeres objeto, sexualizadas desde pequeñas,  exaltando las características que sólo un pequeño porcentaje de la población posee.  Objetivando a las mujeres en la publicidad coartan las capacidades: Los senos que no piensan, los glúteos que posan, manos que muestran o sirven,  Miradas que seducen, labios que incitan.

Y por otro lado la proyección de un hombre proveedor, fuerte, exitoso, inteligente, con capacidad de elección y decisión en todos los sentidos.  No es el complemento de una mujer, si no la contraparte.  No es apoyo, es sumisión, desequilibrio y no se balancean equitativamente estos estereotipos.

Igual que el poder, es repartido inequitativamente.  El género y el poder están íntimamente relacionados, el acceso al ejercicio del poder sobre sí mismos, sobre hacer lo que a uno le plazca con su sexualidad es propio del sexo masculino, más no del femenino.  El impacto de esta premisa es visible en los usos y costumbres cotidianos, aunque cada ves con mayor sutileza.

Sin embargo, el camino al empoderamiento es largo, lleno de reflexión, consciencia, trabajo personal, búsqueda incesante, cuestionamientos que llegan hasta nuestros propios cimientos, y nos hacen tambalear.  Creencias que nos dan identidad, sentido y dirección.


Disculpame

Eve disculpame, por intentar cambiarte y tomar tus sueños para intentar adecuarlos al molde de todos los sueños, les recorté muchas partes, porque se salían del estereotipo y luego no encaja con los demás engranajes de la sociedad, si no, luego ¿qué vas a hacer? Puedes quedarte sola, o peor, soltera. O puedes fracasar, o equivocarte, o aprender durante la vida.

Que peligroso es eso de pensar más allá de los límites, eso de ver más allá.  De ambicionar cosas diferentes al común de las personas.  Enfocarnos en vivir y no en producir.  En disfrutar y no en acumular.

Disculpame por hacerte gastar energía en pensar en lo que los demás piensen.  Pero si no lo haces te irías corriendo a quien sabe que lares y hacer quien sabe que cosas, y recuerda que todos debemos saber lo que haces, y sobre todo debemos estar deacuerdo en que lo hagas, así sea tirarte un pedo, debe ser en el lugar y momento adecuado.

Antes que nada, hay que cumplir con estos estereotipos.  La gente del deber ser.  Vigilantes y perpetuadores de los buenos modales y las buenas costumbres.  Aborrecedores del cuestionamiento y progreso.


El amor y los elefantes de Dalí.

La idealización del amor me recuerda los figurines imposibles de Dalí.
Majestuosos e impresionantes animales sostenidos por hilillos.  Tembeleques, frágiles sosteniendo su gran peso en delgadas patas.

Un gran peso, compromiso, ideal del deber ser, estereotipos de belleza que se cargan sobre bases debilitadas por los medios de comunicación masiva, por la violencia de género, Corriendo el peligro de tropezar ante la más pequeña piedra.

viernes, 2 de enero de 2015

Nueva vida... ¿cómo lograrlo?

1. Depender menos de las tecnologías de la comunicación. Esto consiste en: usar menos las redes sociales, comunicación vía mensajes y chats.
2. Filtrar lo que digo: decir menos, comunicar más.
3. Procurar equilibrio y orden.  Priorizar.
4. Juzgar menos, criticar menos y construir más.
5. Interpretación no pedida, agresión manifiesta.
6.Fortalecer los lazos que ya existen, y crear los necesarios con constancia.
7.Amar más.
8. Ejercitar el cuerpo, la mente y el espíritu.
9. Terminar mis trámites de titulación
10. Valorar mi trabajo y mis capacidades: explotarlas.
11. Generar mi independencia y libertad.