lunes, 14 de enero de 2013

3...

Fui rodando desde la memoria hasta los sentimientos más profundos de su ser, no fue tarea fácil.  Hay recuerdos que se reusan a ser arrastrados por una lágrima, recovecos a los que nada puede llegar, que por más alcohol que consuma no lograras eliminar. 

Por otra parte, debía despertar esos recuerdos que alegran el ego.  No es tan complicado.  Por más que una parte de Raquel quería victimizarla y compadecerla eso no era lo correcto.  No era una doble vida o doble moral, simplemente una válvula de escape.  Siempre tuvo miedo de engancharse demasiado con alguien, tener solo un amor no era su estilo.  Distintas clases de amor, pero al final de cuentas nunca perteneció totalmente a una persona.  Tal vez aferrarse a esos minutos ocultos, a esas palabras indecibles dejarían ver a la verdadera Raquel.  Habría que despertar esas fibras sensibles, dejar que fluyeran por las venas.

Mi trabajo como la tercera lágrima, era arrastrar, limpiar desalojar el interior, que corriera la tristeza.  No salí de los ojos como las otras, yo implicaba aun más dolor. Esta relación habia dejado mucho escombro en su alma, era como si hubieran arrancado una parte de ella.  no me podía imaginar su dolor, hasta que mi labor comenzó... había pedazos del corazón por todas partes, sueños rotos, sueños olvidados y arrumbados, recuerdos remendados, historias que agonizaban...

Fue una labor demasiado dificil. Elegir que se quedaba y que se iba...

Raquel movió su mano, acarició con ternura su propio rostro.  Caminó entre los objetos tirados y llegó al espejo roto.  sus manos bajaron por su cuello. se desnudo ante un reflejo roto de sí misma.  No era casualidad.  Así se percibia, Su mirada se clavó fijamente en su cadera: los moretones que adornaban su piel parecian cobrar vida, se coloreaba en su piel la amarga sensación de soledad en su compañía,  sus ojos hinchados de tristeza, las manos cerradas en puño, como queriendo hacer material su ira.  Labios balbuceantes, la mirada perdida.  Parecía que en sus venas corriera alguna droga.  Su alma, como su mirada, perdida. deseando ser escuchada, arropada, que no me dejen morir.

La tercer lágrima había cumplido su misión, arrancó los momentos, no habría nada que recordar...

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