domingo, 27 de enero de 2013

Es un sonido amargo,
dice lo que no quiero escuchar,
son silbidos del viento
que se va llevando los recuerdos

Déjame con mis lágrimas, son mías
es lo único que tengo de cierto,
tan cierto como el pasado que se diluye,
se escapa suspiro a suspiro,

La soledad es mejor que estar sola,
susurrando a gotas que me duele,
gritandole al viento mi condición
mis manos aferrandose al recuerdo...

jueves, 24 de enero de 2013

la última

Era una posibilidad.
Su mismo cuerpo le pedía que no volviera a enamorarse,  que se apartara de la compañia un rato, que dejara de buscar consuelo en otros brazos que no fueran los suyos.  Que hiciera oidos sordos a las voces que la llamaban.

Era su cuerpo que reclamaba a gritos la soledad.  Un alma gastada, abrumada por el dolor que causan las venas de un corazon arrancado del cuerpo.  La piel pedía limpiarse de sus caricias, reparar cada herida, cada palabra fuera de lugar.  Raquel... Raquel... Raquel.

Entre los escombros de mi alma... Sabines.  Sólo era eso. Un montón de escombros, sin rumbo fijo.  Su mirada. su mirada plagada de tristeza. su mirada sin más lágrimas que llorar.  El regazo al que no más regresarías.  Sus manos temblaron, tomo una última fotografía... tuvo el mismo final que las demás, hecha trozos y a la basura. 

Por un momento deseo morir, así se iria esa sensación de vacío que la embargaba. Pero solo fue por un momento, en el fondo sabía que no valía la pena, que ya sanaría y volvería a sonreir. No sabía cuanto iba a esperar, sólo estaba dispuesta a hacerlo.

Comenzó a escribir su historia, lo importante: decidió empezar por el final, para que el recuerdo fuera más lindo, para no quedarse con la amargura de este final... y fue ahí, al decidir borrarle los dos puntos suspensivos que la historia podía tener que una última lágrima terminó de brotar de sus ojos...

Acompañada de alivio, de tranquilidad.  Aun habia heridas abiertas, todavía sentia dolor, pero era menor con cada día que pasaba...

miércoles, 16 de enero de 2013

4

Esa era la intención, no recordar nada.  Cortar de tajo eso que dolía, que hacía que sus ojos se nublaran y su corazón se encogiera.  Realmente es imposible,  su piel tenía marcas que no se borran, su espíritu debilitado tras luchar sola...

Hay cosas que nunca sabré hacer, dijo ella para sus adentros: ser fiel y estar sola.  Y era cierto, la soledad le aterra, por lo que siempre buscará alguien con quien compartir momentáneamente una palabra o el colchón... la inseguridad de no tener un futuro cierto.

En el fondo, sabe que necesita estar sola y escucharse a sí misma, descifrar cada palabra que su ser tiene para ella.  Darse cuenta de las sensaciones que atraviesan su cuerpo.  Encontrarse entre los escombros que hay en su interior.  Hacer una reconstrucción total.

Silencio, todo se vuelve silencio a su alrededor.  Le agobia, no quiere escucharse, no quiere sentirse sola. el silencio invade su ser. No es precisamente el ocio, si no el vacío que le oprime la mente, la confunde, bombardeándola con recuerdos, con sus historias agonizantes, los aromas que evocan sensaciones y emociones.  Es el vacio del si estuvieras.  No era la primera vez que lo sentía, era frecuente en su vida.  Triste: desde su infancia sufrio ausencia y abandono, el hubiera era un refugio para su realidad.

Las lágrimas son sabias, dijo para sí. se han guardado para los mejores y los peores momentos.  Siempre cumplen su función.  Quiero conservarlas para lo importante. Por eso sólo cinco lágrimas mereces. Son las suficientes.

Una cuarta lágrima comenzó a formarse.  Intentó ocupar el corazón roto de Raquel... se salía por las heridas aun abiertas. Era muy dificil permanecer ahí.  con uñas y dientes se aferraba a los pedacitos, intentaba acercarlos para que sanara, para que pudiera contener otra vez al amor...


O tal vez no habría más amor para ella...












lunes, 14 de enero de 2013

3...

Fui rodando desde la memoria hasta los sentimientos más profundos de su ser, no fue tarea fácil.  Hay recuerdos que se reusan a ser arrastrados por una lágrima, recovecos a los que nada puede llegar, que por más alcohol que consuma no lograras eliminar. 

Por otra parte, debía despertar esos recuerdos que alegran el ego.  No es tan complicado.  Por más que una parte de Raquel quería victimizarla y compadecerla eso no era lo correcto.  No era una doble vida o doble moral, simplemente una válvula de escape.  Siempre tuvo miedo de engancharse demasiado con alguien, tener solo un amor no era su estilo.  Distintas clases de amor, pero al final de cuentas nunca perteneció totalmente a una persona.  Tal vez aferrarse a esos minutos ocultos, a esas palabras indecibles dejarían ver a la verdadera Raquel.  Habría que despertar esas fibras sensibles, dejar que fluyeran por las venas.

Mi trabajo como la tercera lágrima, era arrastrar, limpiar desalojar el interior, que corriera la tristeza.  No salí de los ojos como las otras, yo implicaba aun más dolor. Esta relación habia dejado mucho escombro en su alma, era como si hubieran arrancado una parte de ella.  no me podía imaginar su dolor, hasta que mi labor comenzó... había pedazos del corazón por todas partes, sueños rotos, sueños olvidados y arrumbados, recuerdos remendados, historias que agonizaban...

Fue una labor demasiado dificil. Elegir que se quedaba y que se iba...

Raquel movió su mano, acarició con ternura su propio rostro.  Caminó entre los objetos tirados y llegó al espejo roto.  sus manos bajaron por su cuello. se desnudo ante un reflejo roto de sí misma.  No era casualidad.  Así se percibia, Su mirada se clavó fijamente en su cadera: los moretones que adornaban su piel parecian cobrar vida, se coloreaba en su piel la amarga sensación de soledad en su compañía,  sus ojos hinchados de tristeza, las manos cerradas en puño, como queriendo hacer material su ira.  Labios balbuceantes, la mirada perdida.  Parecía que en sus venas corriera alguna droga.  Su alma, como su mirada, perdida. deseando ser escuchada, arropada, que no me dejen morir.

La tercer lágrima había cumplido su misión, arrancó los momentos, no habría nada que recordar...

La segunda lágrima

Di un paso más, esta segunda lágrima venía de la profundidad de la memoria, al parecer no era mucha su carga, al detenerse en el pecho... se convirtió en un cristal.  cayó al piso, lo tomé entre mis manos y noté como en cuestión de segundos su color cambió de la pureza transparente hacia un color de rubí, que se tornó después marrón y por último era un negro de obsidiana, tan negro como el dolor que en ese momento sentía...

Fue un hecho extraño, lo que más le sorprendío a Raquel, ocurriría después.  Al tomarlo entre sus manos, sintió como si un iman intentara arrancarle algo de las entrañas, sensaciones recorrieron cada centímetro de su piel, sus poros se erizaron, sintio escalofríos por todo su cuerpo, fue un éxtasis distinto al del orgasmo... sudor frio inundo su ser.  Era esa lágrima cristalizada que quería hacer suyos sus recuerdos.  Unos segundos después de esto, sin dudarlo, el cristal estalló.  Mientras lo hacía imágenes de momentos se agolpaban en su mente, era como si una pelicula de esos años se resumiera en instantes. El caer de los cristales en el piso logró que ella regresara a la realidad. 

El síntoma del miembro fantasma, eso que duele cuando ya no es parte de tí, sientes que aun está a tu lado.  Eso era lo que sentía.  Aun dolía su indiferencia, sus golpes. Su aroma aun rondaba el ambiente.  Como un fantasma ocultándose tras las paredes, lanzando caricias al aire. aprovechando el viento que se colaba entre las ventanas para enfriarme el alma. 

En definitiva era un miembro fantasma, un apéndice parasitario que vivia de mi, de mi miedo y mi soledad, Raquel, porque fuiste tan ciega para no verlo. Porque dejaste que te absorbiera la vida en cada oportunidad, cada palabra de desaliento, cada maltrato, cada mirada de rechazo logro que te hicieras pequeña.  Y en tu pequeñez buscaste su protección.  No es tu culpa mujer, no es tu historia, fue un conjunto de circunstancias que permitieron que las cosas fueran así.

Al mirarse en el espejo roto, Raquel recordó...


martes, 8 de enero de 2013

5 lágrimas

Cinco, sólo cinco lágrimas te dedicaré infeliz.  Dijo ella al cerrar fuerte la puerta de su casa.  Caminó con pasos enérgicos, con determinación hacía la habitación que muchas veces cobijó la pasíon ardiente entre sus venas, al llegar sus manos tomaron las ropas que solía arrancar del cuerpo de su amante, arrojándolas por la ventana pensó que así podrían borrarse las caricias recibidas de su piel. Rompiendo los espejos creyó destruir una historia...

Por su mejilla rodaba la primer lágrima, daba la impresión de arder como ácido en la piel, dolía tanto dentro que había que sacarla.  Una primer lágrima, recorrió la comisura de su sonrisa, bajo lentamente por su cuello, haciendo el recorrido que una y otra vez sus labios hicieron en otras circunstancias.  Al bajar a su pecho se evaporó, su corazón ardía.  Era una bomba, la rabia y la tristeza se debatian en una pelea a muerte en su interior.  Su mente era invadida: toda clase de recuerdos, historias, imágenes se superponían una a otra, causando un malestar evidente.  Justo en ese momento rompió el espejo:  Reflejaba una realidad distorsionada.

Una primer lágrima, menciono Raquel -es lo más que puedes esperar- expresó dirigiéndose a una vieja fotografía.

-Sabías que no tenía futuro, sólo te engañabas.  El mundo de rosas y felicidad que imaginabas, era solo eso, un cuadro más de los que has pintado como refugio a la nefasta realidad que compartías, ese principe azul que construiste con "amor" disfrazado de justificaciones y disculpas. Y no te juzgo.  El comienzo fue tan mágico, querías que todo fuera así, sin dejar de lado esa magia... y no resultó, caíste en la magia de la fantasía y las mentiras, te mentías a ti misma.  Hiciste una burbuja a tu alrededor.
Todos hablaban al respecto... tu escuchaste que te decían que no convenía, que no era una buena idea que nada bueno saldría de eso. hiciste caso omiso -  Una voz en en interior de Raquel le recriminó fuertemente.

En ese momento Raquel recordó cada una de las veces que le habia hechado de menos, en cada ocasión especial que hubiera querido compartir con él, cada vez que necesitaba un abrazo que nunca recibió de su parte, cada vez que le negó el apoyo, una palabra un sentimiento.  Y lo agradeció, eran menos recuerdos compartidos, sólo hacía más pequeña la lista de cosas a olvidar...

Fue una segunda lágrima...