lunes, 14 de enero de 2013

La segunda lágrima

Di un paso más, esta segunda lágrima venía de la profundidad de la memoria, al parecer no era mucha su carga, al detenerse en el pecho... se convirtió en un cristal.  cayó al piso, lo tomé entre mis manos y noté como en cuestión de segundos su color cambió de la pureza transparente hacia un color de rubí, que se tornó después marrón y por último era un negro de obsidiana, tan negro como el dolor que en ese momento sentía...

Fue un hecho extraño, lo que más le sorprendío a Raquel, ocurriría después.  Al tomarlo entre sus manos, sintió como si un iman intentara arrancarle algo de las entrañas, sensaciones recorrieron cada centímetro de su piel, sus poros se erizaron, sintio escalofríos por todo su cuerpo, fue un éxtasis distinto al del orgasmo... sudor frio inundo su ser.  Era esa lágrima cristalizada que quería hacer suyos sus recuerdos.  Unos segundos después de esto, sin dudarlo, el cristal estalló.  Mientras lo hacía imágenes de momentos se agolpaban en su mente, era como si una pelicula de esos años se resumiera en instantes. El caer de los cristales en el piso logró que ella regresara a la realidad. 

El síntoma del miembro fantasma, eso que duele cuando ya no es parte de tí, sientes que aun está a tu lado.  Eso era lo que sentía.  Aun dolía su indiferencia, sus golpes. Su aroma aun rondaba el ambiente.  Como un fantasma ocultándose tras las paredes, lanzando caricias al aire. aprovechando el viento que se colaba entre las ventanas para enfriarme el alma. 

En definitiva era un miembro fantasma, un apéndice parasitario que vivia de mi, de mi miedo y mi soledad, Raquel, porque fuiste tan ciega para no verlo. Porque dejaste que te absorbiera la vida en cada oportunidad, cada palabra de desaliento, cada maltrato, cada mirada de rechazo logro que te hicieras pequeña.  Y en tu pequeñez buscaste su protección.  No es tu culpa mujer, no es tu historia, fue un conjunto de circunstancias que permitieron que las cosas fueran así.

Al mirarse en el espejo roto, Raquel recordó...


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