miércoles, 13 de febrero de 2013

...Historias Ajenas...

Te ví.  Esa tarde mis ojos se cruzaron con los tuyos.  Una sonrisa se escapó de tu rostro.  Me dijiste palabras sin hablar. Decidí acercarme.  Podía notar como tus latidos se hicieron más fuertes.  Mi voz titubeante se dirije a ti, preguntando la hora.  Tus labios me regalan una cifra irrelevante.  el sonido, tan cálido y cercano, ¿podrías arruyarme con tus historias en mi oido toda la vida? Pensé para mis adentros...


Era ilógico que preguntara la hora: el 90% de la población posee un aparatejo llamado celular que entre sus muchas funciones está el reloj. No importa, sólo quería un pretexto para intentar entablar una charla. 

No creo en el destino, ni en las coincidencias, todo es azar, nada esta escrito. Pero que hermoso ser humano me topé ese día.  Aunque no pasó de la hora, porque bajaba en la siguiente estación.  Que perfecto compartir el ralo oxígeno del vagon, una palabra, y el espacio...

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