martes, 6 de julio de 2010

...Un guerrero de la Luz...

Escuchar con atención lo que hay a nuestro alrededor es básico, dejar que nuestros oidos se recreen con la melodía del mundo, con sus ritmos, sonidos y colores. No preocuparnos por un momento de nuestros problemas o miedos, y dejarnos sentir el frío, el viento, la lluvia, nuestra ropa mojada, el calor de un abrazo, de una sonrisa. Eso debe ser realmente importante para un guerrero de la Luz.

Un guerrero de la Luz es quien es capaz de entender el milagro de la vida, quien lucha hasta el final por algo en lo que cree, quien tiene como centro de la vida un ideal.


Un guerrero de la Luz mira el mundo a través de los ojos de un niño, porque los niños ven el mundo sin amargura, se asombran de cada pequeño detalle.
Un guerrero de la Luz, sabe que no esta solo, que sus hermanos le ayudan a librar sus batallas, que las fuerzas celestiales han colocado cada cosa en su lugar y permiten que pueda dar lo mejor de sí. Tiene Gratitud hacia el cielo y sus hermanos.

Un guerrero de la Luz no duda en usar su espada para defender la justicia, y aunque luche contra la corriente no se dará por vencido. También, en ocasiones se desanima y siente que nada lo emociona, se confunde y le duele, porque sabe que no ha llegado hasta donde quería, pero es obstinado y no abandona lo que ha decidido lograr.

El corazón de un guerrero permanece limpio de odio, y antes de combatir en el día a día recuerda las palabras de Cristo: amad a vuestro enemigo. Y obedece, sin juzgar a su prójimo, porque está para ayudar, no para juzgar.

Tiene en sus manos el golpe y el perdón, pero sabe que perdonar no es aceptar todo, no agacha su cabeza porque perderá de vista sus sueños. Sabe que sus adversarios están ahí para poder demostrar su valentia y persistencia.

Un guerrero de la Luz se comporta como un niño, juega, se divierte, es un poco irreverente, hace a veces preguntas incovenientes e inmaduras. Y así mantiene su contacto con Dios, a través de su inocencia y alegría.

Es humano, tiene defectos, pero procura saber con que cuenta, y si en su equipo hay Fe, Esperanza y Amor, sigue adelante sin miedo, porque esta completo. Hace un balance de su vida, comprueba si la espada está afilada, si la fe incendia el alma y el corazón esta satisfecho, sabe que es necesario el mantenimiento.

El guerrero de la luz cree en los milagros, y estos comienzan a suceder, porque sus pensamientos cambiarán su vida y comienza a cambiar, se convence de que encontrará el amor, y este aparece. Aunque se decepciona en ocasiones, pero sabe que vale la pena, quien confía lo sabe.

Un guerrero sin amor, no es nada, y no se deja asustar cuando busca lo que necesita, busca incesantemente, aunque escuche muchas veces un no.

Un guerrero conoce el idioma de Dios, sabe que nos habla en el viento, en las estrellas, en las nubes, en nuestros hermanos; y sabe que hay que detenerse a escuchar sus mensajes.

La meditación es un hábito del guerrero, se desconecta de la búsqueda, de los miedos, de los deberes, de sus desafios, para escuchar su corazón. Cuando medita, es parte del Alma de Amor.

Un guerrero de la luz, fluye entre los obstáculos como el agua, se adapta a los rumbos entre las montañas, no puede ser herida por ninguna espada, es frágil en su nacimiento, pero conforme se une a otros, adquiere fuerza, que va hacia un solo objetivo.

Cuando sufre una injusticia, busca la soledad, para no mostrar su dolor a otros, para que su corazón cure lentamente sus heridas, un guerrero equilibra soledad y dependencia.

Tomado de

Manual del Guerrero de la Luz

Cohelo, Paulo

Edit. De Bolsillo

3 comentarios:

  1. Yo no soy un guerrero, soy el que guía a los guerreros a la victoria. hacedores de guerreros. un saludoo

    ResponderEliminar
  2. Pero si no eres guerrero... como los guiaras a la victoria!

    ResponderEliminar
  3. probablemente es un guerrero supremo de los guerreros.... sólo que no sabemos como se le llama a eso

    ResponderEliminar