domingo, 14 de octubre de 2012

Universo alterno...

Tenia la intención clara y expresa de jalar el gatillo. Los músculos de su quijada estaban apretados, casi podia escuchar sus dientes rechinar uno contra el otro, restregandoce al ritmo que la ira en sus ojos brillaba.  Su mirada no era fácil de entender: la ira los enrojecia, pero el miedo hacia que se movieran como bailando un vals, lo más complicado de entender era el resentimiento que embargaba cada uno de sus días, desde aquel día. 
La mano que sostenía con desición y fuerza la culata de la pistola tenia las venas saltadas, se podia tomar el pulso a simpre vista.  Su brazo alejaba el arma lo más posible de su cuerpo, como si le causara repugnancia, pero la intención era empuñarla con presición sobre mi nuca.

Yo sentía hormigas por todo mi cuerpo, mi corazón latía como si hubiera corrido una maratón minutos antes, los labios estában pálidos, igual que el resto de mi piel.  Mis ojos apretados por una tela amarrada bruscamente a mi cabeza, mi alma quería hablar.  Mi mente no paraba de reprocharme porque había llegado hasta ahí.  La respuesta era simple:  momento y lugar equivocados...

Empezó a hablarme, se dirigía a mi con sutil desprecio, repetía constantemente que moriría, que mis ojos no verían de nuevo el sol, ni mi piel sentiría la lluvia.  No usó ninguna grosería, podría asegurar que en realidad era una persona culta, su vocabulario era extenso, y la forma en que construia las oraciones para comunicarse conmigo resultaban elaboradas para cualquier delincuente de a pelo. 

Eso me lo dejaría saber mas tarde mientras me contaba su historia. Mis músculos comenzaron a relajarse un poco, igual que los suyos, noté como su voz se hacia más suave, por lo que su mandibula había cedido al castigo.  me permitio dejar de incarme y sentarme sobre mis piernas. casi senti alivio, mis manos seguian atadas, y yo, desarmado.

Platón, puso como pseudonimo. Me pareció ridiculo, egolatra e irracional, casí suelto una risa para mofarme del, en ese momento, amo de mi vida.  Error fatal, mis músculos me delataron y recibí en cambio una bofetada certera, que hizo que varias lágrimas abandonaran sus cavidades, -Idióta- grito al tiempo de desplazar con toda la energía que su cuerpo pudo enfocar su mano hacia mi cara. 




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