Pasó hace tiempo, ingresé a la universidad, no tan convencida de la carrera pero terminé enamorandome de ella. Conoces personas, te desconoces a tí mismo. Te encuentras, te pierdes entre el conocimiento, la realidad y los sueños. Supones cosas, interpretas crees que sabes lo que va a pasar. A veces niegas lo que realmente eres, o muestras con orgullo tus raices y esencia. Aprendes como cambiar, procesos de acercamiento y alejamiento. Ciclos que comienzan, sueños que se hacen realidad, proyectos que toparon con pared, pero he aprendido a derribarlas con trabajo e ilusión. Corazones rotos, amistades reales, historias calladas y secretas, complicidad... Amigos que marcan tu vida, personas que van y vienen. Y algunas que nunca más regresarán.
He aprendido a escuchar, a abrazar con fuerza cuando es necesario, aprendí que a veces es bueno reservarse algunas cosas, otras se deben gritar a los cuatro vientos con mucha fuerza y convencimiento. A dejar de lado viejos rencores y trabajar mano a mano porque hay mucho que aprender de tus compañeros. Descubrí personas que brillan por su sonrisa y su alma, quienes te hacen la vida agradable y más feliz.
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