miércoles, 17 de agosto de 2011

Tras la pantalla, el teclado e internet…


Redes sociales, medios de comunicación electrónica, activismo social, twitter, Messenger, correo electrónico, Facebook; son palabras que se encuentran en la mayor parte de las conversaciones entre nuestra generación, se han convertido en un medio de comunicación y socialización funcional para unos, farola para otros.

Las estadísticas del 2011, indican que en México hay más de 18 millones de usuarios de Facebook, (equivale al 16.07% de la población total del país), donde más de la mitad son mujeres, y la edad promedio de ellos es de 25.3 años, Pero el 35% tienen entre 13 y 19 años. En twitter hay más de 2 millones de usuarios activos.

En cuanto al tiempo que se le invierte al uso de estas redes, también hay sus variantes, entre minutos y decenas de horas por semana. No es bueno ni malo, simplemente es. Lo que quiero rescatar para reflexionar sería: si el uso de redes sociales desplaza, y en que porcentaje, al contacto personal con el otro.

La realidad es que las redes sociales permiten acortar distancias, una comunicación económica, eficiente, dejar de lado la timidez y charlar quizá con el chic@ que te gusta. Aunque en la otra cara de la moneda están las relaciones virtualizadas, la despersonalización en el trato con el otro, o que la persona con la que interactuas no es en realidad quien parece ser. Es un hecho indiscutible que son herramientas útiles en la comunicación, la interacción y la socialización. Han provocado evolución en las formas de relación con el otro, donde se obvia la relación personal y directa, porque existe suficiente trato virtual y se siente repetitiva e inecesaria.

Los vínculos de relación sanos, tienen varios componentes, entre ellos está el contacto directo. La voz, los gestos, aromas ayudan a que los lazos que nos unen a otras personas sean sólidos y duraderos. La convivencia con el otro, nos deja ver muchas más cosas que solo sus letras o sus imágenes, y permite crear un mapa mental mucho más certero que si solo utilizamos la información que nos transmite la pantalla.

Por razones de practicidad en la sociedad actual, no todas las relaciones deben ser precisamente sólidas, pero es cuestión de gustos y preferencias. Las relaciones interpersonales son complicadas, (bastante) y al parecer las herramientas como Facebook y Twitter las simplifican, disminuyendo la timidez, levantando barreras de edad, tiempo y espacio. Pero dejando otras barreras, como la del estatus socioeconómico. Y en realidad no es malo relacionarse con alguien virtualmente, lo importante es no dejar de lado ese trato personal e íntimo que brinda calidez y cercanía en las relaciones entre humanos.

Lo que busquemos y compartamos en las redes sociales, es decisión propia. Existen reglamentos y clausulas, (que pocas veces leemos). Y se sabe de cierto que información que es compartida en estos espacios será accesible para muchas personas

Por lo que es necesario reflexionar sobre la privacidad que se ve reducida en el uso de estas mágicas herramientas. Obviamente cada persona elige que información compartir, como, cuando, sobre que, hasta donde exhibe lo que vive.

Finalmente, fenómeno de las redes es una respuesta a la problemática general de la sociedad y las características de las personas: permiten la expresión en todas las formas para los usuarios que al compartir lo que piensan, lo que escuchan y hacen dejan ver su identidad propia, la sensación de tener la atención y apoyo de quienes los leen, permiten plantear y planear soluciones. En su uso, inconscientemente buscamos saciar la necesidad de ser tomados en cuenta, escuchados, reconocidos por lo que hacemos, decimos o tenemos, no es malo, solo es parte de la naturaleza humana.

Escrito en:

Molcajetes y Petates
No. 2
Agosto 2011


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